A TRAVES DEL COLOR
Nuestra sala, como una niña que recién comienza a gatear, apura sus pasos; es noviembre de 1993 y apenas, terminando nuestra primera exposición (Manuel S. Pérez), arrancamos con la de dos grandes amigos: Rafael Prim y Luis Enrique Torres.
Rafael, con su trazo rápido, nervioso, audaz y alegre como el mismo y Luis el de la pincelada fina, minuciosa, que nos obliga a detenernos y observar con deleite el cuento que nos narra en sus pinturas.
Prim y Torres: el uno (real) con sus paisajes, donde la naturaleza y el hombre se conjugan en perfecta comunión, nos deja ver un “impresionismo lirico”, repleto de toques de color; el otro (mágico) lleno de proporciones y perspectivas inusuales que dan a sus obras una riqueza inesperada, y donde el embrujo de sus selvas y marinas con su visión ingenua nos cautiva.
PRIM y TORRES: el uno realista, el otro ingenuo, dos visiones distinta, en fin dos artistas…A TRAVÉS DEL COLOR. (Escrito para el catálogo de la exposición).
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Nuestra sala, como una niña que recién comienza a gatear, apura sus pasos; es noviembre de 1993 y apenas, terminando nuestra primera exposición (Manuel S. Pérez), arrancamos con la de dos grandes amigos: Rafael Prim y Luis Enrique Torres.
Rafael, con su trazo rápido, nervioso, audaz y alegre como el mismo y Luis el de la pincelada fina, minuciosa, que nos obliga a detenernos y observar con deleite el cuento que nos narra en sus pinturas.
Prim y Torres: el uno (real) con sus paisajes, donde la naturaleza y el hombre se conjugan en perfecta comunión, nos deja ver un “impresionismo lirico”, repleto de toques de color; el otro (mágico) lleno de proporciones y perspectivas inusuales que dan a sus obras una riqueza inesperada, y donde el embrujo de sus selvas y marinas con su visión ingenua nos cautiva.
PRIM y TORRES: el uno realista, el otro ingenuo, dos visiones distinta, en fin dos artistas…A TRAVÉS DEL COLOR. (Escrito para el catálogo de la exposición).
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